miércoles, 13 de mayo de 2009

Rajoy o la impotencia de un endeble.

España vive, como el resto del mundo, una situación ecónomica muy complicada, acrecentada por nuestra pasión por el ladrillo. Con esta situación de recesión, paro elevado y todas estas cosasas que de sobra conocemos, se presentaba el Debate sobre el Estado de la Nación. Sin duda, una magnífica oportunidad para que el líder de la oposición cogiese el toro por los cuernos, enumerase punto por punto los errores cometidos por este gobierno que nos han llevado a esta penosa situación, y ,posteriormente, presentara ante todos los españoles una batería de propuestas para paliar la crisis. Todos esperábamos eso, que Rajoy se presentase como alternativa real, como el hombre que podía arreglar los desaguisados de un gobierno atrapado por las cifras.

Por otro parte, esperábamos a un presidente del gobierno a la defensiva, defendiéndose como gato panza arriba contra todos los malos datos, defendiéndose como un equipo que va ganando 1-0 en el último minuto y solo le quedan 9 jugadores en el terreno de juego. Esperábamos un presidente agazapado y dando golpes bajos para minimizar la lluvia de críticas que le caía. ¿Qué nos hemos encontrado?

Nos hemos encontrado un Presidente fuerte, que coje el toro por los cuernos y anuncia una serie de medidas -más o menos acertadas-. Mira a la crisis a la cara y le dice, estas son mis cartas, alomejor perdemos, alomejor ganamos, pero vamos a ir a por todas. Guiña un ojo a la derecha y recoge algunas propuestas que esta hizo, mira a la izquierda y se acerca lentamente para que éstos le acurruquen. Zapatero, un hombre que sabe lo que dice, y cree en lo que hace. Le puede salir, mejor o peor, pero en su carrera política ha demostrado haber acertado el 90% de las ocasiones.

En las filas conservadoras, nos hemos encontrado a un Rajoy cansado, agobiado, nauseabundo, un Rajoy, que parecía el mismísimo responsable de los cuatro millones de parados. Irritado, defendiéndose como podía y dando golpes bajos tan paupérrimos y chabacanos como ese: "si ustedes no saben leer" dirigiéndose a 169 diputados socialistas, insultándo a 11 millones 200 mil españoles, y desprestigiando la democracia desde donde nunca se debe hacer. Un Rajoy que después de volver a nombrar la lucha antiterrorista y describir la realidad como si los demás no la viesemos, dice que no va a presentar las medidas porque no tiene tiempo ¿se puede ser más MEDIOCRE? Rajoy, le temblaban las piernas, reforma laboral, reforma laboral, reforma laboral repetía como un gallo, vale, reforma laboral ¡especifíque en que consiste esa reforma! ¿o tiene miedo? ¿despido libre? ¿recorte de pensiones? ¿tijeretazo a las becas acaso?

Señor Rajoy, ya que ayer dejó bastante clarito que no puede ni debe ser presidente de todos los españoles, no solo por sus insultos, sino por sus propuestas, déjelo ya, váyase a Santa Pola a registrar propiedades, descanse, dele una satisfacción a su familia, y no haga más el ridículo.

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