domingo, 23 de octubre de 2011

A vueltas con la vida.

Ser el único animal sobre la faz de la tierra que es consciente de su propia existencia como especie muchas veces nos hace olvidar que, efectivamente, somos solamente eso, un animal más, con una inteligencia brillante, sin duda. Y yo, cuando veo cómo con esa inteligencia hemos sido capaz de montar todo esto, me pregunto, ¿de verdad hemos utilizado nuestra inteligencia para acabar así? La historia de la humanidad parece ser la historia de las guerras, ambas están estrechamente ligadas.

Nuestra supina inteligencia nos ha servido para montar un mundo en el que hay alimentos de sobra, pero millones de personas se mueren de hambre. El 80% de los recursos en manos del 20% de la población y el 80% de la población con el 20% de los recursos. Y así está esto montado, nadie nos da a elegir si queremos o no nacer, simplemente nacemos. Nos imponen un mundo ya montado, nos dan un nombre y unos apellidos, un lenguaje, una cultura y nos enseñan desde pequeñitos a competir.

¿Qué podemos hacer nosotros? Unos dirán que nada, otros dirán que mucho. Yo no lo sé, lo único que sé es que en la vida solo hay una convocatoria, además incógnita, pues nunca sabrás cuando esta se te agotará. Por todo esto, yo he decidido que no voy a ser un mero espectador del mundo que me rodea, sino que voy a ser el protagonista, a luchar hasta la saciedad por aquello que creo justo, a intentar cambiar realidades que me parecen atroces, unos me dirán que soy un joven iluso, otros me dirán que como joven es lo que me toca. Sé que yo soy solo uno, pero también sé que millones y millones de personas me acompañan, y yo a ellos, en la aventura tremenda que supone preguntarte el porqué de las cosas.

Y entretanto, y a un nivel micro, la vida nos pone trabas con sus ocurrencias. Personas que nos dejan, amores que se van, enfermedades que acechan, rencillas familiares. Lo que hay que tener claro es que eso es parte de la vida, que está ahí, que es irremediable que ocurra, y por eso, porque es inevitable, hay que aprender a jugar con ello, a afrontarlo como algo natural, y como todo lo natural, recibirlo con una sonrisa en la boca. ¿Por qué? Porque significa que estás vivo, y que puedes seguir cambiando el mundo.

Adelante.