miércoles, 17 de noviembre de 2010

De lo difícil que es gobernar.

Decía Max Weber que el que hace política pacta con los fuerzas diabólicas que acechan detrás de todo poder.
Pues bien, últimamente estamos viviendo intensamente el conflicto entre Marruecos y el Sáhara, a raíz de los sucesos en El Aaiún, ciudad más importante del Sáhara Occidental. El gobierno español, como todos sabeis, es un gobierno socialista, y como todos sabeis, el PSOE es un partido político que siempre ha hecho suya la causa Saharaui, reivindicando la libre determinación de este pueblo, sometido a la soberanía Marroquí. Entonces, ¿por qué no condena el gobierno -que es socialista- a Marruecos? ¿por qué no se pone del lado de los saharauis sin vacilación?

Decía Maquiavelo que cuando la salud de la patria está en juego, lo justo o lo injusto carece de importancia. Pues bien, es evidente que en el tema con Marruecos, la salud de nuestra patria, España, está en juego. Condenar a Marruecos podría tener unas consecuencias terribles para nosotros. ¿Se imaginan que este país abre las puertas de la inmigración? ¿sabeis cuántos puestos de trabajo de españoles depende de que se renueven con este país los acuerdos pesqueros?
Cuando elegimos a un gobernante, lo elegimos para que se ocupe del bienestar de su pueblo, y del binestar de los ciudadanos que en él habitan. Es decir, un gobernante debe de estar dispuesto a pisotear sus principios morales si con ello consigue mantener su patria con buena salud, es quizá a lo que Weber se refería con lo de pactar con las fuerzas diabólicas. Elegimos a nuestros gobernantes para que nos aseguren estabilidad y prosperidad, y no para que nos impongan sus convicciones morales, que, encima, pueden perjudicarnos como Estado. Sí, entre aquella "ética de la convicción" y "ética de la responsabilidad", que mencionaba también Weber, el gobierno de Zapatero ha optado por la "ética de la responsabilidad", porque su gobierno, y él mismo, será responsable ante la historia y ante sus compatriotas del bien o el mal que ocasionó a su país.

No estoy haciendo una defensa del gobierno socialista, estoy haciendo una defensa de lo que creo que debe ser un gobernante, de lo que debe ser un "profesional de la política". Quien quiera ser un mesías, un buenista, o un pacifista acérrimo defensor de los derechos humanos, es mejor que no se dedique a la política profesional, si no a otras labores muy dignas también como son la defensa de la paz o los derechos humanos, pero que entienda que esta labor no corresponde a un jefe de gobierno, si no que a un jefe de gobierno le corresponde mirar por el bienestar de su patria, y tomar las mejores decisiones para ella, pese a que éstas contradigan tus principios morales.

Os dejo con una cita de Weber: “Quien quiera en general hacer política y, sobre todo, quien quiera hacer
política como profesión ha de tener conciencia de estas paradojas éticas y de su
responsabilidad por lo que él mismo, bajo su presión, puede llegar a ser. Repito que
quien hace política pacta con los poderes diabólicos que acechan en torno de todo
poder.”
WEBER, M., El político y el científico, Traducción de Francisco Rubio Llorente,
Editorial Alianza, Madrid, octava reimpresión, 2007.