martes, 23 de marzo de 2010

La miseria vuelve a salir a flote.

"Nosotros estamos dispuestos a dialogar, a suavizar la política penitenciaria, a imaginar una reinserción para la gente de ETA, estamos dispuestos a hacer todo, sin exigencias previas, sin discutir la entrega de las armas". Coincidiendo con el primer aniversario de la tregua de ETA, el ministro español de Interior, Jaime Mayor Oreja, pronunció por primera vez esa frase en una entrevista que el periódico Le Monde publicó en su edición de la tarde de ayer. 17 de septiembre de 1999.

Diz años después, el que aseguró que el franquismo fueron unos tiempos de extraordinaria placidez, ha asegurado, en un acto de desvergüenza, sinvergonzonería, y falta de escrúpulos pocas veces visto en un político, (ni siquiera del PP), que "el Gobierno y ETA son potenciales aliados, porque ambos buscan debilitar España". Además, ha asegurado que el Gobierno sigue negociando con ETA, todo ello sin aportar ni una sola prueba, algo esto de no aportar prueba alguna muy típico en el partido conservador.

Hace unos días Rubalcaba aclaró que no iban a salir gratis las acusaciones al gobierno de torturar a presos de ETA, pues bien, el Gobierno debería tomar cartas en el asunto, y desde luego tampoco deben de salir gratis este tipo de difamaciones inasumibles para una democracia. A los socialistas vascos les pido integridad, serenidad, altura de miras. A los socialistas vascos no les pido otra cosa que lo que siempre han demostrado. Y que ante estas intolerables acusaciones de quienes deberían ser nuestros aliados en esa tierra, hagan oídos sordos.

jueves, 11 de marzo de 2010

Jueves, 11 de Marzo de 2004.

Como cada día a mis 14 años de vida, me levanto a las 8.00 para ir al instituto. Como siempre, la radio con la que el día anterior me acosté sigue encendida, como cada mañana Iñaki Gabilondo está dando las noticias. Todavía entre sueños escucho que ha habido una explosión en un tren, para mis adentros me digo "ya están los de ETA dando por culo, y asustando". Sin darle más importancia, me dirigo al instituto. Estoy en 3 de la ESO y comento con mis compañeros que si han escuchado algo de una explosión en un tren, aunque casi nadie se ha enterado de nada, ni han puesto la tele, y, ni mucho menos, han esuchado la radio, con 14 años, quizá el raro era yo.
En esa primera hora, el profesor me pide que cumpla con mis funciones de delegado, y me dice que baje a hacer unas fotocopias, serían las 9.30. En reprografía pido las fotocopias, y me percato de que Iñaki Gabilondo tiene una voz de preocupación severa, por lo que me desata la curiosidad y le pregunto al bedel ¿ha pasado algo grave? a lo que me responde: "una explosión, 15 muertos." La elevada cantidad de fallecidos me dejó helado, sin poder pronunciar palabra. Mientras, otros bedeles comentaban el impacto que iba a tener la interrupción de ETA en la campaña elecotral.

Al subir a clase, le digo a mi compañero de pupitre; "se han cargado a 15", pero se creen que me lo estoy inventando. En el descanso de la primera clase, los profesores se percatan de la magnitud del hecho, y los alumnos parece que también. El director del centro decide suspender las clases en el recreo, y cuando salimos a este, miles de papeles en blanco forran las paredes del instituto con un lema: "No terrorismo".
Comento con mis compañeros de clase lo asesinos que son los de ETA, y lo poquito que tienen que durar. Seguidamente nos dirigimos a la Plaza del Altozano donde se ha convocado una manifestación estudiantil, somos miles de jóvenes los que invadimos la calzada y aunamos las voces para decir que ya basta, que no más sufrimientos, y que tenemos derecho a vivir en paz. No hay gritos contra nadie, tampoco contra ETA, solo a favor de la PAZ.

Llego a mi casa y mi madre está haciendo la comida, sin dar crédito a lo que había pasado en su ciudad. De la comida recuerdo el silencio, los ojos perdidos en la televisión, y el tragar saliva de vez en cuando. Al terminar de comer yo anduve perdido entre mi habitación, el salón, la cocina, no sabía muy bien que hacer, pero no podía estarme quieto. Al llegar mi madre del café me pregunta: ¿qué piensas? Mi madre sabe que a pesar de mi corta edad, siempre me he interesado por los asuntos políticos, y estaba viviendo a mis 14 años, la campaña electoral que se celebraba de forma apasionada. Yo no sabía muy bien qué responder, y ella atajó con un ¿quién crees que ha sido? La charla del café con sus amigas no podía haber tratado otro tema que no fuese la tremenda masacre, incluyendo un nuevo asunto que iba a dar mucho que hablar, la autoría. Yo le dije que todos pensábamos en ETA, pero que no acababa de parecerme todo un poco extraño. Mi madre, directa como siempre, me espetó: no ha sido ETA, de eso estoy segura.

La cena fue como la comida, silencio. Y la hora de acostarse fue más silenciosa que nunca, solo interrumpida por la radio. Mi último pensamiento antes de dormirme es: el Rey en su discurso no ha nombrado a ETA en ningún momento, mi madre va a llevar razón.

jueves, 4 de marzo de 2010

Hipocresía para desacreditar arte.

Y seguimos a vueltas con la polémica levantada en Cataluña a costa de la prohibición o no prohibición de los toros. Lo que más me duele de todo este tema es que se utilice el toreo para fracturar ideológicamente, cuando la ideología no tiene nada que ver en si sientes gusto por los toros, o no. O lo que es peor todavía, que se utilice desde el nacionalismo catalán más sectario para figurar que una eventual prohibición del toreo sería un paso más en su ansias de independencia ¡como si el toreo no formase ya patrimonio de la humanidad! o como si el toreo no formase patrimomio de la propia identidad cultural catalana, como también es cultura en partes del sur de Francia, en Portugal, o en Iberoamérica. Mezclan conceptos, confunden términos y en su obcecación antiespañola, que les ciega por completo, pretenden cargarse la propia cultura catalana.

Siempre he dicho que si el día de mañana me rencarnase en un animal, no dudaría en ser un toro bravo. Sí, prefiero vivir en verdes prados, ser un semental, tener los mejores veterinarios y servicios a mi disposición, y además se me da la oportunidad de defenderme cuando el hombre, animal por excelencia, me va a matar. Desde luego prefiero eso a ser un pollo, que vive encerrado en un metreo cuadrado, siendo cebado para después morir impunemente sin derecho a defenderse. Prefiero ser un toro, a una iguana sacada de su hábitat natural y obligada a vivir por el capricho humano encerrado en una jaula de cristal en un piso de Alcobendas. Prefiero ser un toro, a un gran perro obligado a vivir en un clima que no es el mío, y en un piso donde no puedo ni dar dos pasos seguidos. Sin embargo, contra estas torturas no hacemos nada. ¡Ah, que no da votos, ni fomenta el odio!

Si no fuese por las corridas de toros, el toro es un animal que no conoceríamos, no es un animal ni de compañía, ni de granja, ni industrial, pero tampoco es un animal salavaje. Su existencia se debe gracias a las corridas de toros, sin ellas, desaparecerían. El filósofo Ftancis Wolff, profesor de la Sorbona (París) ha señado que el toro está biológicamente creado para morir en combate y la lidia no es sino "la tranformación de la lucha contra esa muerte en belleza". El toro "muere con respeto, no abatido como un trozo de carne", mientras que el hombre "sólo lo puede matar arriesgando su propia vida", ha añadido Wolff.

Aún no sé qué hacemos enfrascados en este absurdo debate, y aún me duele que se haya arrancado al pueblo la tradición de la tauromaquía, y se la haya colocado como un espectáculo de ricachones y fachas. El día que matemos la tauromaquía, mataremos un poco de la obra de Lorca, Piccaso, Sabina, y tantos otros y otros intelectuales...

Este fin de semana, nos vemos en Vistalegre =)