Yo no sabía que tu amor escondía
astillas que se clavan como aguas
gélidas, en lo más profundo del corazón.
O quizá sí.
Yo no sabía que no quisiese vivir
sino es sintiendo tu aliento en mi nuca,
envuelto en tus besos amigos, encontrando
objetos divinos, en pasados antros con sabor a
lágrimas que saben a ginebra.
Yo no sabía que fueses aquel,
aquel que siempre imaginé.
Y menos imagine que yo fuese así,
como jamás me hubiese imaginado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario