jueves, 9 de julio de 2009

Nunca tendré tu amor.

Es posible que si la Zarina no hubiese estado enamorada de aquél, y hubiese estado enamorado de otro, la revolución rusa, podría haber tomado otra dirección, pero esto es solo una ucronía, y quien me conozca sabe que soy poco amigo de las ucronías dichosas.

Ha pasado el tiempo, y hay momentos en los que he dejado de pensar, en esta ciudad, donde cada persona tiene un secreto, en esta ciudad, donde en los trenes no pasa el tiempo, en esta ciudad donde vivimos bajo su cielo, a veces el sol resplandece y las farolas se encienden al paso, otras no salen ni las estrellas. Las madrugadas a veces no acaban nunca, y los días a veces llegan antes, aquí donde cada cual lleva su porvenir, donde a veces no pudes despertar y otras ni siquiera puedes dormir. Aquí, donde el verano es desierto y asfalto, después de que un arco-iris haga desaparecer sus calles.

Los teléfonos suenan, pero las voces a veces no hablan. Madrid, la búsqueda es eterna, pero la recompensa solo es momentánea. Mi soledad se ha acomodado en Madrid.

Así que; contigo o sin ti, prefiero estar aquí.

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