Las llamas devoran lo que no debe ser visto
como interrumpen palabras,
silencios eternos.
Perdido entre las letras,
consuelo solitario, vacío
con gente alrededor, que canta ríe y
llora.
Cansado, rodeado de secretos que ya
ni siquiera son lo que fueron.
Intrigante emoción a una vida cansada,
a un corazón que siente canciones de
madrugada.
Sueños que son, y sueños que no
fueron.
Sueños que no serán, como no fueron sueños
pretéritos.
Solitario, rodeado de gente que algún día
será, entre ellos, el monstruo eterno.
Como las hortigas o lo cereales, que aun hoy
rodean la mente intranquila de un joven.
Hablo de amor, y no sé si quiero ser claro,
hablo de ti, y ni siquiera sé por qué.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar