lunes, 27 de abril de 2009

Y mientras bebemos.

El amor pasional: desde luego, un amor desaforado, frenético, sin razón, con pasión, con vehemencia, un amor loco, un amor con risas, con manos, con miradas, con segundos. El amor pasional, un amor de segundos, de instantes, de sueños pasajeros...

El amor de cimientos, el amor que florece. Desde luego el amor es uno, pero con muchas variantes. Realmente todo es amor; ¿quién no ama a su madre? ¿a su abuela? ¿a su equipo de fútbol...? Luego ya viene esa persona a la que dices "amar".

¿No es precioso? Somos individuales, unos, sí, tu vida es tuya y de nadie más. Por eso es precioso. Somos unos, pero en la cimentación de ese uno individual, indudablemente tiene que haber otro. Nuestra vida está encaminada a ello, a compartir el resto de nuestras vidas, a compartirnos con otra persona. Realmente ninguno de nosotros concibe nuestro futuro sin una persona a nuestro lado. ¿No es precioso? El amor es el claro ejemplo de que el ser humano no nace egoísta por naturaleza. Morir por otra persona. Un día vienes al mundo, y otro descubres a una persona que otro día vino al mundo, una persona que ha tenido una vida totalmente diferente a la tuya, pero no se sabe qué pasa que ¡chas! surge una complicidad entre ambos dos, surge el amor. ¿No es precioso?

El sexo es una necesidad biológica del ser humano, pero también es una parte del amor. Yo soy de los que tampoco le da un papel fundamental al sexo, ni le quito ni le pongo relevancia, hay está y hay tiene que estar, pero es solo eso, una parte de la inmensidad del amor.

El amor, que nos hace que lloremos cuando nadie nos ve...

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