miércoles, 12 de mayo de 2010

Yo me voy, al Manzanares...

Las personas tenemos muchos sentimientos, muchas pasiones, muchas vivencisas, muchas erxperiencias. Nuestro rostro intenta reflejar, exteriorizar esas emociones. Unas veces abre la boca, dejando entrever nuestros dientes y lo denominamos sonrisa, otra hace salir un líquido transparente y salado de nustros ojos, lo llaman lágrimas.

El fútbol, tan criticado como admirado, despierta en los seres humanos las pasiones más íntimas, las más vehementes. Ayer Madrid se echó a la calle para celebrar, después de catortece años, que el equipo de su ciudad volvía a ganar un título, volvía a ser de los grandes de Europa, Madrid paseaba orgulloso su nombre por toda Europa, por todo el Mundo. Neputno volvía a revivir, en Atocha se diluía la multitud, y decían que hasta La Cibeles se contagió del triunfo del Atlético, del triunfo de Madrid. Benditas fechas estas, en las que no hay mejor que una victoria del equipo madrileño para abrir boca hacia San Isidro, las fiestas de la capital del país.

Y el miércoles que viene, más.

Luchando, ganando, peleas como el mejor...

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