miércoles, 23 de enero de 2013

Tras 22 años de socialismo...

El 28 de Octubre de 1982, en un contexto convulso tras el frustrado golpe de Estado del año anterior, el PSOE, principal partido de la oposición en la recién nacida democracia española, se hacía con un resultado histórico, 202 diputados, es decir, una mayoría absoluta insólita, jamás obtenida por ningún partido en ningunas elecciones en España y la primera vez que un partido de izquierdas, el PSOE, iba a poder gobernar en solitario nuestra vieja nación. El éxito no se quedo en el 82; como ya sabéis, el PSOE se mantuvo en el poder hasta 1996, nada menos que 14 años en el Gobierno y teniendo el papel de partido hegemónico durante al menos 9 años. Tras dos derrotas electorales: la dulce (1996) y la amarga (2000), el PSOE volvería al Gobierno en 2004 y se mantendría en el poder hasta 2011, cuando avocado por la crisis económica el Gobierno Zapatero se vio obligado a convocar elecciones anticipadas. En total, 7 años más de gestión socialista que suman un total 22 años sobre los 37 de democracia que llevamos.

Es indudable decir que ha sido el PSOE el partido que ha construido la España moderna, europea y a la altura de otros países de nuestro entorno que ahora tenemos, pero también debemos reseñar que, tras 22 años de socialismo no se ha colmado todo aquello por lo que la ciudadanía en su inmensa mayoría dio su apoyo y celebró alborotada la victoria de Felipe en el 82.

Tras 22 años de socialismo no se ha creado entre la ciudadanía un espíritu crítico, una formación cívica que haga involucrarse a la ciudadanía en la vida política haciéndosela el centro del debate, creando redes de asociaciones, de participación política que hagan sentir al ciudadano que él es el protagonista de la democracia y que las decisiones de los gobiernos emanan del consenso y de la aportación de todos -quizá se hayan llevado a cabo ciertos experimentos a nivel local, véase los presupuestos participativos en algunas ciudades, si bien se ha criticado que de facto eran manejados por el partido en el poder de turno-. La afiliación política en España es escandalosamente baja, y eso se debe a la imagen que ofrecen los partidos políticos. Con un funcionamiento cerrado, anquilosado, sectario, dictatorial y mafioso la ciudadanía los percibe como algo ajeno a ellos, algo propio de los políticos y de gente con ambiciones no muy claras, y no como lo que son: instrumentos al servicio de la ciudadanía. Las instituciones, también con un funcionamiento no siempre lo claro que debía ser, han sido percibidos por la ciudadanía como algo lejano a ellos, donde no se iba a discutir sobre los intereses generales, sino sobre los intereses de lo que ya se conoce como "clase política". Todo esto, en época de bonanza económica puede pasar de largo, pero cuando nos enfrentamos a una crisis económica y financiera sin precedentes hace que ésta se convierta en una crisis política e institucional como ahora está ocurriendo en España.

Tras 22 años de socialismo no se ha luchado de la forma contundente con la que se debería luchar contra la corrupción. Siempre he dicho que la corrupción no es cosa de ideologías, de partidos o de políticos. La corrupción es un mal que afecta a todos los sectores y ámbitos de nuestro país: desde el particular que tiene diversas propiedades a nombres de sus primos, padres, etc, hasta el político que cobra comisiones ilegales, pasando por el autónomo que defrauda a hacienda. Es parte dirán algunos de nuestra cultura e idiosincrasia  mediterránea, y pude que así sea, por esta razón es más necesario que desde la política se dé ejemplo, que se legisle contundentemente contra la corrupción, persiguiendo sin vacilación el fraude fiscal, estableciendo penas ejemplares para los delitos de corrupción tipificados en nuestro Código Penal,  o denunciando y marginando a todo aquel que utilice su cargo para lucrarse personalmente. Además, esclareciendo las cuentas de los partidos políticos, auditadas y desglosadas para saber cuánto dinero público reciben y cómo y dónde lo gastan. Lo mismo que para los sueldos de los políticos.

Tras 22 años de socialismo no se ha producido una independencia absoluta y clara de los medios públicos de comunicación. RTVE estuvo al servicio de Felipe González en sus años de poder y también allí donde gobernaba el PSOE con sus teles autonómicas. Solo Zapatero se atrevió a hacer de la RTVE una televisión independiente, de calidad y para todos. Demostró que se podía, y que es lo que un socialista debe hacer. No me vale la excusa de que el PP lo hará siempre aunque el PSOE no lo haga y que es una herramienta tan fuerte de control ciudadano que el PSOE no puede quedar en esa posición de desventaja con respecto al PP. Con ese razonamiento de "lo hago por que el otro también lo hace" caemos en la sensación que hoy mucha ciudadanía, y sobre todo el potencial electorado del PSOE tiene, es decir, que PP y PSOE son iguales. Estoy convencido de que si el PSOE, como hizo con Zapatero hace de la RTVE una televisión independiente, con el paso de los años este modelo se consolidará, y la derecha lo asumirá como han acabado asumiendo muchas otras cosas que no le han gustado. Es el PSOE el partido al que le corresponde llevar la delantera en calidad democrática, como la ha llevado en cuestiones de derechos civiles y sociales, a los cuales el PP se ha ido sumando posteriormente.

Tras 22 años de socialismo no se ha despolitizado la justicia. Todos sabemos que la fiscalía es un cuerpo jerárquico y que finalmente, la última cabeza a la que se le hace caso es al Fiscal General del Estado, elegido por el Gobierno. Sería mejor que se eligiese por una mayoría alta del Congreso de los Diputados. Algunos dirán que eligiéndolo el Congreso tampoco se despolitiza, pero el Congreso es la representación de la voluntad de los españoles, creo que ayudaría en parte a reforzar la credibilidad y la independencia de la fiscalía.

Tras 22 años de socialismo la Iglesia Católica sigue teniendo unos privilegios desbordados. La financiación de la Iglesia se ha visto mejorada en los últimos gobiernos de Zapatero, en las escuelas públicas se sigue enseñando religión católica y esta institución está presente día a a día en nuestras vidas y en el devenir de nuestro país. La ley de libertad religiosa se dejó abandonada en un cajón, y con ellas, el ansia de millones de españoles progresistas que desean de una vez que España pase de ser un Estado aconfesional -como quizá correspondía en la época que se redactó la CE- a un Estado Laico. Me aventuro a decir que la sociedad española, si bien no ha dejado de ser católica si está preparada para tener un Estado Laico donde se respete la libertad individual de cada personas pero sus confesiones no tengan fuerza decisoria en los asuntos políticos ni se adoctrine a los niños desde los colegios del Estado en una creencia determinada.

Tras 22 años de socialismo el socialismo solo nos ha servido para amortiguar los terribles efectos de un capitalismo desbordado y la obtención y el reconocimiento de diversos derechos civiles y sociales, pero no se ha levantado la voz contra la construcción neoliberal de Europa. Este no es un problema del PSOE en particular, es un problema de la socialdemocracia europea general, que no solo no ha parado la construcción neoliberal de Europa, sino que ha ayudado en su construcción (porque la obsesión por la disciplina presupuestaria no es cosa de hoy, solo hay que echar un vistazo al Tratado de Maastrich, nada menos que de 1992...). En el terreno científico, literario y práctico el liberalismo le ha ganado la partida por goleada a la socialdemocracia, siendo en mi opinión superior la segunda a la primera.

Atajar todos estos problemas le hubiese supuesto muchos problemas al PSOE en algún tiempo, es evidente que manejar y tener el control de distintas cosas puede ser útil para mantenerse en el Gobierno, pero actualmente ya nada de eso vale. El PSOE debe elegir democracia antes que socialismo, porque sin la primera es imposible realizar el segundo, y en una época tan complicada la democracia está en peligro. Las instituciones democráticas están muy mal valoradas y según el CIS los políticos son el tercer problema para los españoles ¡el tercer problema! Son signos evidentes de una crisis política, institucional y democrática peligrosísima que puede derivar en apoyo a populismos sin sentido e ideas radicales y completamente antidemocráticas. La idea de "ya pasará la tormenta" "después de la tormenta siempre viene la calma" puede ser una idea excesivamente arriesgada para el PSOE, es cierto que la tormenta va a pasar, pero no lo es menos que hay tormentas que arrancan de cuajo casas que parecían bien amarradas al pavimento. El PSOE tiene que reaccionar, y lo tiene que hacer, principalmente desde dentro, cambiando el funcionamiento del mismo, abriéndose a la sociedad, primando la meritocracia de su militancia, apostando por un funcionamiento 100% democrático y transparente y después empezar a hacer las reformas valientes y arriesgadas que este país tanto necesita.

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